La silvicultura urbana se refiere a todas aquellas actividades técnicas relacionadas con el manejo de los árboles ubicados en el espacio público urbano como la fertilización, poda, tala, riego, y todo aquel mantenimiento que ayuda a que estos individuos vegetales crezcan y se desarrollen en buenas condiciones.
De acuerdo con el Manual de Silvicultura Urbana para Medellín (Alcaldía de Medellín, 2015), la vegetación urbana debe cumplir varias funciones, pues, además de ser un elemento decorativo, contribuye a mejorar las condiciones ambientales, sociales, económicas y culturales de la ciudad. Y quizás la principal de todas las funciones que presta es la de mejorar la calidad ambiental y de vida de sus habitantes. Su selección debe responder a un espacio determinado con unas funciones específicas, por lo cual la vegetación propuesta no puede ser la misma para todos los espacios en la ciudad.
Es por esto que es importante tener en cuenta ciertas consideraciones al momento de seleccionar las especies para sembrar en el espacio verde público urbano, entre las cuales de acuerdo con (Lucchese, 2014) están:
- Evaluar las necesidades de la ciudad. La deficiencia de espacio público y aun más de zonas verdes que tienen nuestras ciudades. También, considerar las necesidades de las comunidades de las zonas que se van a intervenir con vegetación.
- Escoger las especies adecuadas teniendo en cuenta sus condiciones naturales y necesidades, como tipo de suelo, clima, humedad, toxicidad, frutos, etc.
- Respetar la infraestructura de las redes existentes, tanto aéreas como subterráneas; verificar la funcionalidad de elementos de la sección vial como vías y zonas peatonales; observar raíces agresivas que puedan causar daños en pisos y pavimentos; conservar un distanciamiento adecuado entre árboles, según su silueta y tamaño.
- La vegetación requiere de un mantenimiento periódico, especialmente durante el primer año de siembra. Este mantenimiento debe contemplar aspectos como podas de formación, abono, deshierbe, control de daños y enfermedades, renovación del suelo, etc. Es por esto que se recomiendan árboles adaptados a las condiciones de la zona urbana, con el fin de hacer estos mantenimientos menos frecuentes y más efectivos.
- Conservar el patrimonio natural de la región. Se debe buscar potenciar el uso de especies nativas de la zona de vida donde se está diseñando el proyecto, para garantizar la diversidad biológica de las especies y ecosistemas más representativos.
La Alcaldía Mayor de Bogotá en su documento denominado “Complemento al Manual Verde de Bogotá”, define diez (10) funciones de los árboles en la ciudad, así:
- Aporte estético, cultural y simbólico.
- Contribución al bienestar físico y psicológico, a la recreación, a la educación y al descanso.
- Atenuación o minimización de partículas, vientos, vectores, olores y ruido.
- Conformación de espacios y sub – espacios.
- Valorización de la propiedad privada y del espacio público.
- Protección de cuencas y cuerpos de agua y mejoramiento de suelos.
- Provisión de nicho y hábitat.
- Regulación climática y control de temperatura.
- Captación de dióxido de carbono (CO2).
- Aporte productivo, empleo e ingreso.
Es importante tener en cuenta las características de las especies arbóreas para su selección y posterior siembra en el espacio público urbano, entre las cuales están:
- Altura: alto, mediano, bajo
- Diámetro copa: amplia, mediana, estrecha
- Diámetro tronco: grueso, mediano, delgado
- Crecimiento: rápido, medio, lento
- Tamaño fruto: grande, mediano, pequeño
- Profundidad raíz: profunda, media, superficial
- Permanencia follaje: perenne, semicaducifolio, caducifolio
- Exposición solar: sol, semisombra, sombra
- Origen: nativa, introducida
- Fauna asociada: mamíferos, aves, insectos
- Estado sucesión: pionera, secundaria, climácica
- Color de flor: rosado, violeta, naranja, blanco
- Tamaño flor: grande, mediana, pequeña
- Abundancia floración: abundante, regular, escasa
- Frecuencia floración: abundante, regular, escasa
- Silueta: columnar, cónica, ovidal, semiovoidal, esférica, elíptica, aparasolada, extendida, pendular, irregular, palmiforme
- Densidad follaje: alta, media, baja
- Restricciones: tóxico, alergia, espinas
Fuente: Alcaldía de Medellín, 2015
Las especies que generalmente se manejan para la arborización se pueden clasificar según el rango de tamaño o porte que alcanzan en estado adulto. Pero es importante destacar que no solo es la altura total la que determina el tamaño, pues es necesario analizar otras características como la amplitud de la copa, el diámetro del tronco y el sistema de raíces (Alcaldía de Medellín, 2015). El Manual de Silvicultura Urbana para Medellín, define cuatro (4) categorías: arbustos, árboles pequeños, árboles medianos y árboles grandes.
Los arbustos se definen como especies que generalmente presentan tallos de consistencia leñosa inferiores a los 4 m, pero que tienden a ramificarse a baja altura o desde la base (tallos múltiples), y su copa igualmente se forma desde la base y generalmente son de formas irregulares. Estos no presentan ningún tipo de restricción para el establecimiento en la mayoría de los espacios públicos verdes, siempre y cuando no se ubiquen en espacios viales donde puedan dificultar la visibilidad. Son ideales para espacios reducidos, con limitaciones en altura.
Los árboles pequeños generalmente desarrollan un solo fuste o tallo definido, aunque en ocasiones se bifurcan a baja altura, pero su copa está bien definida y no se forma desde la base. Estas especies pueden alcanzar alturas entre los 4 y 7 m, presentan copas estrechas con menos de 8 metros de diámetro y troncos delgados (diámetro a la altura del pecho – DAP < 30 cm). Se comportan bien en espacios reducidos donde se presentan limitaciones de altura, como redes eléctricas o similares.
Los árboles medianos logran alcanzar alturas cercanas a los 15 m, con un fuste generalmente recto y definido. Son ideales para espacios amplios, sin restricciones en altura, como plazoletas, parques, separadores centrales de algunas avenidas y antejardines. Se debe tener en cuenta además que el diámetro de las copas no supere los 16 m, ni el tronco presente un DAP mayor de 60 cm, ante lo cual se deben considerar como árboles grandes.
Los árboles grandes corresponden a las especies que superan los 15 m de altura, o que pueden presentar copas amplias con un diámetro superior a los 16 m, o bien desarrollar tallos con un DAP mayor de 60 cm. Estas especies, por su gran porte o tamaño, solo son adecuadas en áreas verdes muy amplias, como zonas de retiro de quebradas, glorietas, algunos parques y cerros tutelares de la ciudad, donde tengan el espacio suficiente, tanto vertical como horizontal, para su normal desarrollo. No es recomendable dejar que estas especies se bifurquen a baja altura (< 2 m), dado que esta situación no permitirá su normal desarrollo y puede ser un factor de riesgo a futuro.
Poda de árboles Urbanos:
Esta práctica silvicultural hace referencia al corte de alguna de las partes del árbol, bien sea en la parte aérea, como son las ramas y hojas, o bien, en la parte subterránea, para el corte de las raíces. En cualquiera de los casos, el corte implica una afectación física del individuo vegetal y debe hacerse procurando el menor daño posible. Como se ha mencionado antes, el empleo de herramientas adecuadas, bien afiladas y desinfectadas ayudará en esta labor, y de nuevo es importante advertir que el uso de machetes no es apropiado para esta práctica, que debe estar a cargo de un operario con experiencia certificada o bajo la dirección de un profesional idóneo (Alcaldía de Medellín, 2015).
Tipos de Podas:
Poda de formación
Este tipo de corte generalmente se aplica a individuos juveniles, a los que se les quiere corregir problemas como bifurcaciones a baja altura (si se trata de especies con fustes monopódicos), o para guiar el tronco principal hasta una altura deseada.
Poda de limpieza
Hace referencia a la eliminación de ramas muertas, secas o con problemas de desarrollo y con presencia de enfermedades.
Poda de aclareo
Corresponde al corte de follaje y ramas en casos de ramificación excesiva que afecta el desarrollo del árbol. Un ejemplo común en la ciudad ocurre con los árboles de mango (Magifera indica) que presentan copas muy densas, a los que una poda de aclareo les favorece para aumentar su floración y por ende la producción de frutos. Este tipo de poda permite la circulación del aire y la entrada de luz al interior de la copa.
Poda de equilibrio o compensación
Se aplica para árboles con problemas de inclinación o que presentan copas con un crecimiento desproporcionado en uno de sus lados, causados, por ejemplo, por la cercanía de edificaciones, en cuyo caso la poda favorece el equilibrio del mismo y disminuye el riesgo de caída.
Poda de realce
Consiste en la eliminación de las ramas inferiores hasta cierta altura que favorezca la circulación de peatones o de vehículos. O bien en aquellos casos de copas demasiado densas, bajo las cuales se pretende establecer plantas de jardín u ornamentales.
La Guía para el manejo del arbolado urbano en el Valle de Aburrá,2015; presenta las siguientes recomendaciones sobre el procedimiento de poda:
La poda de ramas mayores de 5 cm de diámetro se debe realizar en tres pasos, con el fin de evitar desgarramiento de corteza y facilitar la cicatrización: el primer corte se realiza a los 30-40 cm del tronco en la parte inferior de la rama y debe penetrar cerca de un tercio del diámetro; en el segundo paso, se corta la rama en sentido vertical de arriba hacia abajo, 5 cm arriba del primero y se profundiza hasta que la rama se desprenda, para liberar el peso y evitar un desgarre en el tallo; finalmente, se hace el tercer corte para eliminar la punta remanente de la rama.
Poda de ramas mayores de 5 cm de diámetro. 1. El primer corte se realiza a los 30 – 40 cm del tronco en la parte inferior de la rama. 2. En el segundo paso se corta la rama totalmente de arriba hacia abajo. 3. El tercer corte se hace para eliminar la punta remanente de la rama
Para que la herida cierre completamente, el ángulo del último corte es muy importante; debe salir de la parte externa de la arruga de la rama hacia la parte superior del cuello de la misma, lo que produce un área de corte menor, evita la acumulación de agua y no se afecta el borde del callo cicatrizante. El cuello de la rama se localiza en su parte inferior. Se ha demostrado que conservar el cuello de la rama facilita el cierre de la herida (Ow, Ghosh, & Sim, 2013). La arruga de la rama se forma cuando el cambium del tronco y de las ramas produce una masa de células leñosas hacia el interior; en el punto de unión de la rama se genera presión que deforma los tejidos internos y se conforma una zona de madera muy dura. Cuando hay desgarre en el punto de unión con el tronco, el callo cicatrizante queda incompleto y el cierre de la herida es parcial. Si el corte se realiza a ras del tronco, en la parte inferior o superior, en las ramas que tienen un ángulo ascendente, aumenta el área expuesta y por tanto la dificultad para cicatrizar. En árboles cuyas ramas se insertan en ángulo casi recto (como la araucaria, Araucaria excelsa, y el almendro, Terminalia catappa), el corte puede ser paralelo al tronco y casi a ras sin dañar la arruga. En árboles con ramificación verticilada se debe evitar que las cicatrices generadas se unan, pues cuando esto ocurre es difícil la cicatrización y estas pueden formar un anillo que puede matar el árbol. En estos casos específicos, se recomienda hacer las podas de manera gradual.
Ángulo de corte. A. Para que la herida cierre completamente el área de corte debe ser mínima (línea marcada con la palabra SÍ). El corte a lo largo de la línea marcada con la palabra NO, corta el cuello de la rama, lo que favorece la pudrición y dificulta la cicatrización. B. Corte mal realizado porque no elimina completamente la rama podada y porque el área de corte es grande. C: el mismo individuo podado de manera correcta.
Proceso de cicatrización y compartimentación
Desde el punto de vista fisiológico, la cicatrización tiene cuatro etapas y es conocida como compartimentación. En la primera, el árbol produce sustancias tóxicas para controlar posibles patógenos que puedan entrar; en la segunda se ocluyen los vasos con látex, gomas, cristales o resinas; en la tercera se incrementa el metabolismo de las células adyacentes a la herida; y en la cuarta etapa, las células del cambium y parénquima del floema se multiplican para recubrir la lesión y las células contaminadas, desde el borde hacia el centro. Está bien establecido que las heridas más pequeñas cicatrizan con mayor facilidad (Ow et al., 2013), mientras que cortes muy grandes difícil – mente cicatrizan y comúnmente se convierten en focos de pudriciones.
Aunque no hay consenso sobre la efectividad de la aplicación de sustancias en la zona de corte, se recomienda aplicar un protectante o desinfectante para evitar posibles infecciones en las heridas producidas, tipo caldo bordelés, de reconocida eficiencia histórica e internacionalmente. Se consigue ya preparado, o se prepara a muy bajo costo con oxicloruro de cobre más cal viva y agua, en proporción 1:2:6. Es importante tener en cuenta que solo se puede aplicar cal viva; otros tipos de cal no son solubles en agua. Se llama la atención de no aplicar formulaciones que se han vuelto populares entre algunos jardineros, sin sustento científico, entre ellas la mezcla de acronal, aceite quemado y colbón. Aunque en algunos círculos se recomienda aplicar un cicatrizante hormonal, en la mayoría de situaciones no es necesario. Una poda realizada de forma técnica idealmente debería producir muy buena cicatrización; sin embargo, un mismo individuo puede presentar respuestas variables relacionadas con su vigor y con la época de corte.
Herramientas de poda
Se deben usar como herramientas solamente tijera poda – dora manual o tijerón para dos manos, serruchos, sierras fijas o plegables, podadoras de altura o motosierra. Se debe seleccionar la herramienta más apropiada de acuerdo con el tamaño y cantidad de ramas que se van a intervenir. No se debe utilizar el machete, pues puede producir cortes disparejos, desgarres de corteza y a veces hasta del tejido mismo de las ramas; estos desgarres dificultan la cicatrización y generalmente provocan infecciones y pudriciones. En todos los casos, las herramientas deben ser desinfectadas antes y después de cada corte, o al menos entre árbol y árbol, con el fin de evitar la dispersión de infecciones a través del equipo utilizado. Para ello se puede usar hipoclorito de sodio al 5 % o 10 %, o agua oxigenada.
Fuente: (Guía para el manejo del arbolado urbano en el Valle de Aburrá, 2015)
Bibliografía
- Manual de silvicultura urbana para Medellín (Alcaldía de Medellín, 2015).
Luchesse, Julia (2014). Choosing urban trees: essential guide. Recuperado febrero de 2015. http://landarchs.com/choosing-urban-trees-essential-guide/
- Alcaldía Mayor de Bogotá. IDU-DAMA-JBB. (2002). Complemento al Manual Verde. Complemento al diseño preliminar del manual verde.
- Moreno, F. & Hoyos, C. (Eds.). (2015). Guía para el manejo del arbolado urbano en el Valle de Aburrá. Medellín: Área Metropolitana del Valle de Aburrá & Universidad Nacional de Colombia.
- Ow, L. F., Ghosh, S. & Sim, E.K. (2013). Mechanical injury and occlusion: An urban, tropical perspective. Urban Forestry & Urban Greening, 12(2), 255-261.